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sábado, 23 de febrero de 2008

Los Botes de Colón


Me ha parecido un texto tan genial y me ha recordado tantas cosas! Y esque todo lo que dice es así, tal cual. ( www.fotolog.com/losmalditos80):
No se en que honroso establecimiento soléis adquirir vuestro detergente, pero yo, visto mi horario noctámbulo de puro rock and roll me veo obligado a comprarlo a precio de oro africano en un badulaque regentado por un simpático pakistaní de nombre Mushahid. La cuestión es que cada vez que tengo que realizar esta maldita transacción mensual (lustrosos billetazos a cambio de un triste líquido aromatizado de lavadora) mis ganas de meter una paliza a Don Ariel o al puto payaso de Micolor se ven incrementadas en un 200%. La estafa sistemática que supone gastarse 10 eurazos en un envase de detergente de tamaño paupérrimo no es casual; los grandes emporios de la limpieza doméstica quieren evitar a toda costa que hordas de ochenteros nos plantemos frente a la factoría Colón exigiendo la vuelta del genuino tambor, fuente de alegrías infinitas para los nocilleros de antaño. El bote de Colón era la barra libre de los detergentes: 5 kilos de puro detergente a precio de saldo y además sin respetar el medio ambiente...¡con un par! Las manchas se iban, incluso las de los difíciles palominos gayumberos. No hacían falta ni micropartículas ni mierdas como las que nos intentan meter dobladas hoy en día; aquello era pura corrosión textil y encima más tóxico que el mismo salfumán. ¡Exquisito a la par que económico! Pero lo que ensalzó al bote de Colón como producto más funcional del decenio Tang fue el uso secundario que la muchachada le dio. Cuando el detergente se acababa, el tambor era utilizado mayoritariamente como lugar de almacenamiento de las piezas del Exin Castillos y en menor medida de los clics de Famobil o el Tente. Todo lo que metíamos allá adquiría un terrible olor a detergente en polvo que dejaba las alcazabas del castillo oliendo como los gayumbos del abuelo. Pero ahí no terminaba su utilidad, el tambor de Colón era 100% aprovechable cual cerdo extremeño; la tapa servia de frisbee y el recipiente también era utilizado como batería para acompañar a los casiotones de nuestros colegas. Joder, era el puto regalo perfecto de Navidad: 4 en 1. Incluso Alaska le dedicó un hitazo titulado "Bote de Colón" ( http://www.youtube.com/watch?v=mFMR0uIeStE ) con un gran estribillo: "Quiero ser un bote de Colón y salir anunciado por la televisión. ¡Que satisfacción ser un bote de Colón!". Enorme.

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